Así te conocí, y así te voy a dejar

En la casa de Doña Alicia, los sábados se hacía aseo con todas las de la ley: cambio de ropa de cama, cortinas, lavado de los baños, patio y cocina;  limpieza de los vidrios, sacudir el polvo de las paredes, repisas y persianas… todo lo que usted se quiera imaginar, era parte de esta rutina extenuante de fin de semana.

Aprovechaba que las hijas descansaban, del colegio la una y del trabajo la otra, para cumplir con el sagrado deber de tener la casa como una tacita de plata. Mientras se hacían las labores, las hijas enamoradas, escuchaban en la radio música de plancha todo el día y a todo volumen: Camilo Sexto, Dyango, Rocío Dúrcal, Jose Luis Perales y todos los de moda en los ochenta.

Ese sábado yo estaba con las mujeres de la familia. Doña Alicia, considerada conmigo como su visita se sentaba a conversar conmigo. Sus conversaciones, ahora que lo pienso, eran incómodas. Siempre hablaba mal de los hombres “son malos, solo quieren de aquello y después se van… la conocen virgen y la dejan preñada… Ojo con los hombres… yo sé lo que le digo.” Para ilustrar más su idea le daba por cantar la canción de Camilo Sexto “Solo un hombre”, mientras la tarareaba hacía la mímica señalando su vientre, simulando un embarazo cantaba “así te conocí y así te voy a dejar”

Junto con estos comentarios, se complacía casi de manera morbosa en los detalles de los encuentros que las amigas de las hijas tenían con sus novios “y como fue, y que le dijo, y usted que le respondió… Y ya se besaron… pero,   ¿usted, es virgen? ¿Y será que él tiene otra? … Y a la par de las preguntas daba consejos que nadie había solicitado.

Dice Piedad Bonnet, en su libro “La Mujer incierta” que se nos educa para la ilusión juvenil del príncipe azul, y nos imaginamos al hombre de nuestros sueños… Pero a la vez, tal cual, como Doña Alicia nos alertan a temer, porque “así te conocí, y así te voy a dejar”

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