Sin Latido: Cuando ellos decidieron el Final
- Diana María Giraldo

- 16 jun
- 1 Min. de lectura
En memoria de ellas
Es mi padre, lo odio con todo mi corazón. Supo que yo estaba embarazada de mi novio. Sí, el maldito, ese que se moría de miedo ante su presencia. Es también un cobarde. Ambos son unos cobardes: mi papá por no enfrentarse a la sociedad con una hija madre soltera y mi novio por no pararse firme y decidir seguir conmigo a pesar de nuestro error.
Ambos, ambos querían que yo abortara, ambos en diferentes momentos me buscaron un lugar para matar a mi hijo. Primero, fui a un lugar clandestino que un amigo de mi novio sugirió. Me morí de terror, no pude. Me puse la ropa y hui de aquel lugar. Luego mi padre me llevó a una clínica en un pueblo cerca de la ciudad, donde con mucha discreción y seguridad extrajeron a mi bebé.
Yo lo quería, mi decisión era amarlo y no me importaba ser madre soltera, lo cuidaría y trabajaría para que no le faltara nada. Pero me negaron toda posibilidad. ¡Malditos!
Mi padre solo concebía tener hijos dentro de la sagrada institución del matrimonio. Por esa razón, también llevó a su amante a un sitio oculto para qué le extirparán el fruto de su pecado, que si llegara a nacer; le dejaría en evidencia.
Ella corrió peor suerte que yo. Murió desangrada.









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