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Mantener la esperanza


Terminó la navidad. Ahora estoy con mi hija, guardando toda la decoración: el árbol, las flores, los pesebres, los manteles y demás. Hay cosas que ya no van más: regalar, reciclar, botar.


Me gusta esta época del año, siempre la he disfrutado y más aún, desde mi fe cristiana, le encuentro mucho sentido y es toda una celebración: la luz nos alumbró desde el pesebre.


Ahora, recojo y guardo cada cosa bien acomodada. Y un pensamiento de profunda esperanza viene a mí corazón. Ana, me anima a conservar algunas cosas, pensando en los espacios que habrá que organizar y decorar la próxima navidad. No se sabe que trae el 2022, pero puedo mirar al Señor ¡y esperar lo mejor!


Así que, la esperanza me acompaña: tendré de nuevo tiempos especiales para celebrar, para compartir, para alegrarme. Y este pensamiento me reconforta, sobre todo porque estoy, pasando un momento de cierta adversidad. Entonces, cuando veo las cajas con las cosas guardadas, pienso: Confío que vendrán tiempos mejores, que mi adversidad es pasajera, que la alegría y la fiesta van a regresar.


Así que, nada. Todo pasa, estas dificultades también van a pasar. Mis problemas, que los veo tan grandes, van a pasar. Y mejores tiempos vendrán.


“Así que, ¡sean fuertes y valientes, ustedes los que ponen su esperanza en el Señor!”

Salmo 31:24 NTV





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