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Foto del escritorDiana María Giraldo

En modo, gratitud

Ella, se sentó a escribir. Venció, una vez más sus bloqueos, sus miedos profundos, sus propias críticas. Era fin de año, y era muy importante para ella hacer memoria de las cosas que habían pasado ese año, hacer su acostumbrado balance anual. Desde el 2004 tenía esa costumbre, lo hacía antes del 31 de diciembre.


Escribía en un cuaderno argollado, en el que anotaba sus “acciones de gracias”. Con un lapicero rojo, ponía una viñeta, y con lapicero de otro color, escribía una a una, aquellas cosas por las que estaba agradecida, desde la vida y la salud, hasta las cosas extraordinarias que le habían ocurrido.


Al escribir, hacía memoria, miraba su agenda, y eso estimulaba los recuerdos, que brotaban uno a uno. Escribía, y la sensación de riqueza y abundancia, estaban presentes en las personas, los lugares, las cosas que la habían acompañado esos 365 días. Se sentía, que había recibido más de lo que merecía.


Escribía en el silencio de su habitación, miraba el techo de madera, escuchaba los pajaritos y las caravanas mañaneras. Era exhaustiva en su listado, no importa cuántas hojas gastará en sus gratitudes. No quería olvidar nada, por eso se tomaba el tiempo necesario.


Para ella escribir, era fijar en el corazón aquello que no quería olvidar. Era alimentar el recuerdo, y por eso, adornaba aquellos lugares de la memoria con instantes, unos reparados y otros intactos. Escribía para que con el pasar de los años, al ver la película de su vida , saber que había vivido el viaje maravilloso que Dios le había regalado.




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