Carta a la familia de un desaparecido
- Diana María Giraldo
- 5 ago 2022
- 2 Min. de lectura
A Fabio.
Querida familia, los saludo. No los conozco, no sé sus nombres. No soy su vecina. Nunca nos hemos visto. Pero sé de su tragedia. De la pérdida de ese hijo que trabajaba como comerciante en un pueblo de Antioquia. Cuando escuché la historia de boca de Fabio, sentí una gran tristeza e impotencia. Me pregunté ¿Qué puedo hacer yo? ¿Cómo decirle a ellos y a tantos, que también me duele su desgracia? Claro, seguro que el dolor no es el mismo. Pero cuando los pienso, quiero que sepan que no hay indiferencia en mi corazón, que desde todas las distancias que nos separan, quiero que sepan que les abrazo, que comparto su rabia y desamparo, que su dolor está con conmigo, qué quisiera hacer algo ¡pero no sé qué!
Sé que hay muchos colombianos, que también lloran a su lado en silencio. Que si algunos, los miran con desprecio e indiferencia, hay otros que lejanos e incapaces estamos ahí. Sí, impotentes porque no sabemos qué hacer, qué decir… porque también tenemos ira, miedo, confusión, estamos perplejos… porque nos duele el cinismo de quienes representan a la justicia; y quienes se disfrazan con ignominia, de ella.
No cesamos de esperar, que un día no muy lejano haya justicia y verdad, amor y compasión en esta tierra tan herida. La justicia clama por ser presente y real en medio de nosotros. Por eso, quienes creemos en ella, quienes la amamos debemos resistir a la indiferencia y al silencio.
Debemos seguir llamándola, diciéndole desde lejos, donde estemos, que la anhelamos, que creemos en ella, que sabemos que sí existe, que deseamos que reine en medio del amor y la verdad.
Hemos escuchado que en otros reinos lejanos, ella ha llegado para limpiar lágrimas, sanar corazones, reconciliar almas.
Querida familia, no los conozco; pero igual, que ustedes espero justicia. Los abrazo como una más del camino.

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