Las resignadas

Veo gente por todos lados, sucumbieron a sus miedos. Su situación es real, el dolor les agobia. Cuando consideran sus vidas, ven hacia atrás y observan con atención su presente. Se preguntan de continuo ¿por qué?

Muchas personas responden a esta pregunta simplemente asumiendo que aquello que les sucede es porque así debe ser. Quizás en sus corazones se sienten responsables, por no decir culpables. Sí, esto que me pasa, me lo merezco. Así que, claudican y toman la cruz del sufrimiento y del dolor. Se sienten incapaces de tomar un rumbo diferente. Las preguntas que se formulan siguen sin respuestas. Tal vez, aquello que susurra el corazón ha sido acallado por los miedos que gritan con voz potente e intimidatoria.

Algunas resignadas, quedaron agradecidas; enormemente agradecidas por lo poquito que recibieron. Quizás las abuelas, la iglesia, las amigas le dijeron que aquello que tenía era suficiente y que esperar más era una ilusión. Puede ser que estas resignadas en el fondo del corazón, hacían largas oraciones y rezos en las noches oscuras, esperando una respuesta del cielo. Tenían la esperanza de que algo podía cambiar, y se quedaron lavando ropa sucia mientras sucedía algún milagro.

Resignadas, pasivas, llenas de miedo, incapaces de tomar una decisión. ¿Eres una de ellas?

¿Es suficiente para ti, el amor de tus hijos?¿No deberías siquiera quererte un poco?

¿Qué pasaría si hoy tomas una hoja de papel, y escribes todo aquello que eres capaz de hacer?

¿Qué tal si hablas un rato contigo misma, y escuchas lo que tu corazón hoy te dice?

¿y si hoy te arriesgas, y decides hacer una historia diferente?

Y que tal, ¿si hoy decides creer?