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Policlínica (Parte 1)

Foto del escritor: Diana GiraldoDiana Giraldo

Mi papá está en urgencias, cada día una de nosotras lo acompaña. Hoy voy a estar con mi viejito. Me preparo, oro y salgo temprano para reemplazar a mi hermana.


Son los días de la pandemia y del Paro Nacional. Con estas dos circunstancias, ya es suficiente para no querer salir al centro de la ciudad. Aún no me acostumbro al bendito tapabocas.


Este sector donde está Policlínica o urgencias del Hospital San Vicente de Paul queda cerca a la Universidad de Antioquia. Cerca están también el Hospital Infantil, la Clínica León XIII, Medicáncer, entre otras instituciones más. Son calles amplias, de alto flujo vehicular, además de la estación del Metro en la parte superior y la estación del Metroplus.


Las vías están bien señalizadas, aunque siempre es un sector congestionado. El día que fui a cuidar a mi viejito, encontré el caos más grande. Eran las 8:30 y el tráfico era intenso. Vi con preocupación de mamá, a una mujer con un niño en brazos intentando pasar la calle, un abuelo con su bastón haciendo lo mismo, una joven montada en bicicleta intentando cruzar; un taxi pitando y con un trapo rojo pidiendo permiso, iba con un herido para Policlínica. Yo medio atolondrada, aturdida, viéndoles a ellos y viéndome intentar cruzar la calle en medio de buses, taxis, volquetas, y otros automotores mas. ¡Sálvese quien pueda!


Al mirar con detenimiento entendí, los semáforos fueron destruidos durante uno de los días de la marcha. Por eso todo era un caos, la imposibilidad del orden de las cosas mínimas como atravesar una calle con tranquilidad. Claro, en Medellín, como en otras ciudades, caminar por los espacios públicos no es un disfrute (al menos, para mí). Ya era difícil, pero ahora con esta circunstancias es casi imposible.


Dañaron nuestros semáforos, dispositivos públicos que regulan la movilidad y que la hacen de alguna manera posible. ¿Qué obtienen aquellos que se encargaron de destruirlos? ¿Generar anarquía, caos, desorden? Hacer imposible la vida para los pobres ciudadanos?


Creo en el Paro Nacional, creo que son muchas las razones y de mucho peso que lo sustenta. Creo en los marchantes pacíficos, con propuestas, creo en el amor y el diálogo para la construcción de un país nuevo. Pero no puedo aceptar, comprender que los bienes de todos nosotros los ciudadanos se destruyan. Esos bienes que nos permiten habitar la ciudad dignamente.









 
 
 

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