Esta mañana tenía una cita con una estudiante del pregrado y ¡que vergüenza llegue tarde! La
estudiante me miraba como tratando de tener una explicación de mi tardanza de dos horas.
Me tocó contarle la verdad: Venía de la fiscalía de poner un denuncio contra mi esposo por las
agresiones físicas de la noche anterior. Tenía el brazo con un hematoma enorme que cubría la
parte externa y que a menos que use una blusa de manga larga, ¡no es posible esconderlo!
Y mija, imagínate tú ¡con este calor de Barranquilla quien va a usar manga larga! Cualquier excusa me tocará inventarme: me caí, me choqué con la puerta, un ladrón... cualquier cosa.
La estudiante no podía creer mi historia y vino a darse cuenta de mi tragedia cuando le mostré el
brazo. Ella me miraba y negaba con su cabeza, y sin ningún filtro me dijo: “Profe usted, toda una
profesional, con dos maestrías en educación, preparándose para el doctorado, tan linda, tan
inteligente ¿cómo es posible que se aguante esto? No profe yo no entiendo para qué tanta
preparación... si para defender su vida y vivir dignamente no le alcanza, no profe, perdóneme
estas palabras, pero yo no logro entender” Y aquí estoy encerrada en la casa con mis dos hijos, con miedo, con dolor en el corazón, y sin comprender por qué he soportado tanto yo “tan bonita y tan inteligente” Me pongo hielo en el brazo mientras miro mis diplomas colgados en la pared

Comments